04 julio 2007

El parto de mi segunda hija - Natural, Vaginal y Podálico



Voy a describir en un relato corto mi gran parto natural 100%, vaginal y de nalgas incompletas o podálico.

Estaba embarazada de A., todo sucedía de forma normal hasta que en la semana 32 o 33 mi bebé decidió darse la vuelta y ponerse en podálica.

Aunque tenía planeado un parto en casa con las matronas de Génesis, este hecho nos llevó a cambiar de decisión e intentar dar a luz y escapar de una cesárea en la Clínica Belén con Emilio Santos y ver si era posible un parto natural.

La nueva circunstancia dio un giro total a la situación y a mis sentimientos, apareció la inseguridad y el miedo, ¿sería entonces posible un parto natural y vaginal?, seguramente hasta el último momento no lo sabríamos, así que ahí comenzaron unas largas semanas de trabajo interno para reforzar la tranquilidad, seguridad y confianza. Gracias a todas las personas que aportaron su granito de arena, ninguno cayó en saco roto.

Probé con todas las terapias naturales que conocía para que A. se girara de nuevo a cefálica, postura de rezo mahometano, moxibustión, homeopatía, terapia cráneo sacral y nada dio el resultado que yo esperaba, y a la vez desesperaba porque los días pasaban y yo sentía que Alba así estaba a gusto, lo había elegido.

El parto

Habían pasado unos días después de la fecha probable de parto, y el 10 de Agosto de 2008 a las 23:00 h. se rompió la bolsa amniótica y se produjo un gran charco de aguas transparentes bajo mis pies, ahí perdí la esperanza completamente de que Alba girara, pero aun así me encontraba muy tranquila porque sabía que ocurriera lo que ocurriese en manos de Emilio siempre sería lo mejor y adecuado para nosotras.

Comenzaron las contracciones casi inmediatamente, bastante soportables y placenteras, en momentos se hacían regulares cada 10 min. Pero cuando me quedaba dormida se espaciaban, lo que me dejó descansar bastante.

Durante la mañana siguiente seguían las contracciones variando de intervalos de 5 a 10 min. pero subían de intensidad. A medio día ya me encontraba entrando en un estado menos consciente, no tenía muchas ganas de hablar ni comer, sólo esperaba cada contracción y en cada una de ellas hacía trabajo mental, repetía constantemente -”No hay dolor” “ábrete, ábrete”- mientras respiraba profundamente y al espirar pronunciaba la vocal “A” de forma sostenida y grave para simular la apertura del cuello del útero, lo que hacía que éste se relajara a pesar de la propia contracción.

A las 18 h. teníamos cita con Emilio para realizar una eco, ver la posición de A. y valorar la posibilidad de un parto vaginal, parecía que estaba de nalgas completas y todos los demás datos totalmente favorables, por entonces las contracciones eran cada 8 min. más o menos. ¡¡¡Parecía que habría parto natural!!!, aunque esperabamos que sucediera de madrugada o bien al día siguiente, cuando las contracciones fueran cada 3 min.

Llegamos a casa de vuelta sobre las 20 h. y a la media hora empecé a tener unas contracciones muy extrañas en las que sin quererlo me movía y retorcía, emitía sonidos como de empujar, mi pareja me miraba extrañado y le dije que cuando empujaba me aliviaba, cuando me dí cuenta de lo que estaba diciendo pensé que era muy raro ya que eso sólo podía ocurrir si estaba dilatada completamente ¡y eso no podía ser posible tan pronto! ¡ mis contracciones no eran tan intensas ni tan continuas, ni tampoco dolorosas! seguro que si empujaba me haría daño o algo así, eso no era normal... yo pensaba, así que decidimos ir a la clínica corriendo, algo raro pasaba, me puse de pié y sin quererlo me tiré al sofá a cuatro patas empujando, mi cuerpo mandaba sobre mí, me toqué la vulva y la tenía toda inflamada, ¡ahí había algo que quería salir!... -¡ahhhhh!!!!! ¡socorro!! ¡vámonos ya o la tengo aquí mismo!!!!

Mi pareja presa de los nervios me llevó como pudo al coche mientras yo me sujetaba con una mano la vulva y con otra los glúteos para hacer la presión contraria y no permitir que saliera la niña. En el trayecto en coche iba haciendo lo mismo y gritando como si fuera un animal, con una voz de ultratumba ....: -¡NOOOOOOOOOOOO, TODAVÍA NOOOOOOO, NO SALGAS AHORAAAAAAAAA...... GRRRRRRR!!!!!!! (mi cuerpo empujaba solo y me agarraba y apretaba para dentro) -¡NOOOOOOO, QUE NOOOOOOO!!!!, ¡qué lucha!.

Conseguí llegar a la clínica y cuando vi llegar a Emilio me sentí totalmente aliviada, era como mi ángel de la guarda, ahora ya si podía dejarme llevar por fin. Intentó hacerme un tacto y vio que ya estaba A. allí mismo, ¡no había tiempo!, como ya me era imposible subir a la planta superior, a la sala de partos naturales, se improvisó todo en el primer paritorio que había por allí, extendieron unos empapadores y me tiré al suelo. Empecé a gritar, desgarrándome la garganta, unos sonidos extraños como de animal, bestiales. Emilio estaba agachado con nosotros atendiendo el expulsivo, apenas sin tocar a la niña, mi cuerpo empujaba con cada contracción, oía de fondo al papá, feliz, diciendo: -¡Mira un pie, el culito, míralo, tócalo, es A., está ahí!-, a Emilio: -Venga, lo estás haciendo muy bien, date placer en cada contracción.. Casi destrozo a mi pareja, me abrazaba a su cuello y tiraba de él con todas mis fuerzas, tenía ganas de arañarle, morderle, gruñía, gritaba y empujaba, por fin cuando salió la cabeza sentí un alivio indescriptible, ¡ya está todo terminado!..., cuando vi esa cosita en el suelo, llorando, lamentándose... -¡Ay mi niña, mi amor..., ya está, ya hemos terminado, no llores!, ¡no llores mi amor!, ¡ay mi niña!.... y yo lloraba con ella... y recordándolo aún lloro.

A. nació el 11 de Agosto de 2008, a las 22:15 h. con un peso de 3,600 kg y 51 cm. de alto y yo sólo he recibido un puntito por un desgarro superficial.

No me canso de repetir GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS a todos los que me han apoyado y dado ánimos, seguridad y confianza. Y qué decir de Emilio, un gran profesional y mejor persona, gracias a él he tenido el parto soñado, gracias a su seguridad y tranquilidad, gracias a su vocación, volvería a parir con él sin dudarlo.

http://www.doctorsantos.com

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Susana,
Acabo de leer tu relato y yo también lloro.
Me alegro de que fuera todo tan bien, creo que fuisteis muy valientes.
Un beso
Val

Ana dijo...

Me emocionan tus palabras Susana porque a mi me paso parecido a ti. Queria parir en casa pero mi niño estaba desde la semana 33 de nalgas. Probé todo lo que estuvo a mi alcance, hasta una version externa sin exito y el dia que me puse de parto fue todo tan rapido e intenso que no me dio tiempo a poner un pie fuera de mi casa. Nacio como el quiso pero me concedio el deseo de que fuera en casa!
Un beso